24 may 2009

Rojo baloncesto dominical


-¿Jugamos una más? - dijo Adrián.
-Sí, pero hasta 15 no má', 'tamos cansados - contestó pesadamente Henry.
-Yap, vamos.

Eran las once de la mañana y el frío ayudaba a refrescar nuestros cuerpos calientes. Éramos diez amigos que, debido a nuestra poca práctica en el basket, ya nos sentíamos cansados. Algunos ya tenían que hacer otras cosas. Noelia tenía que hacer una monografía para la universidad y algunos trabajos extras. Jhon tenía que irse a otro distrito que queda a unas dos horas, pero decidió jugar un partido más con nosotros. Los equipos se escogieron de manera equilibrada, según las habilidades que sobresalían en cada uno.

Ya íbamos 13 a 12, ganábamos por poco. Este partido estaba convirtiéndose en el más entretenido debido a su equilibrado juego. En eso, el balón sale y uno de mi equipo va por la pelota, me da pase, corro unos pocos segundos y veo que alguien viene para quitarme la pelota. Ya estaba en la zona de ataque, así que avancé unos tres pasos y me detuve, sostuve el balón y observé el campo en pocos segundos. A partir de ese momento, todo ocurrió en cámara lenta y varias cosas al mismo tiempo.

Busqué con la mirada a Henry, el anotador y el más alto, venía hacia mí para que le dé pase. Los otros jugadores estaban marcados o estaban demasiado lejos. Tomé una decisión rápida, lancé el balón para que Henry lo cogiese, pero, para mi sorpresa, Jhon apareció por delante y saltó para tratar de cogerlo, estirando los brazos.

Ambos cuerpos y fuerzas chocaron, la cadera de Henry se golpeó contra los hombros de Jhon y su torax se inclinó para un costado, cayendo su codo casi contra los ojos de Jhon, quien giró su cabeza rápidamente para evitar el impacto. En ese instante, como una foto, pude ver como la expresión de Jhon me perturbó: tenía cerrado sus ojos, y sus dientes se tensaron fuertemente, como queriendo aguantar el daño.

Al instante, los dos cuerpos cayeron en direcciones opuestas, Henry gritó (posiblemente por su fama de "teatrero" -exageración-), mientras que Jhon solo terminó tumbado, con sus manos sobre su ojo derecho. Cuando me acerqué a él, pude notar una mancha roja oscura sobre el asfalto. Lo primero que dijo fue: "sabía que no debía quedarme, lo sabía". Se me formó un nudo en la garganta al oír esto. Un amigo gritó:

-¡Está sangrando!
-Compraré alcohol, agua y... ¡ya regreso! - exclamó Noelia. Su reacción rápida me sorprendió, porque ni siquiera sabía cuál y cuánto era el daño.

Por un momento pensé que su ojo se había salido o que su cabeza se había roto (ideas muy sádicas, pero que pasaron por mi mente). Todos los demás se aproximaron y al voltear a Jhon, notamos como su ojo derecho estaba cubierto por una capa roja, su sangre. Su mano comenzaba a mancharse debido a que cubría su ceja por reflejo, donde la piel se había perdido por la fricción que tuvo con aquel codo de Henry. Luego, todo lo que siguió fue rápido.

Corrí hasta mi mochila a traer agua bebible para limpiarle la sangre; Noelia llegó con alcohol, que no se usó al final; y la toalla que le prestó mi hermano detuvo la salida de sangre un rato. Lo levantamos, lo limpiamos, hablamos, nos disculpamos, le dijimos que vaya a la casa de Henry, que lo atenderíamos, le daríamos una gasa, que le daríamos agua oxigenada, etc. Pero él debía irse rápido, así que, con la toalla en mano, tomó un carro que venía y se fue, a los diez minutos, dejándonos con una culpa agria, pegajosa, grupal.

Entre nosotros hicimos mea culpa, yo porque di el pase, Henry porque lo golpeó, Adrián que fue el de la idea de seguir jugando, y los demás por jugar un último partido. Pero no ganábamos nada buscando culpables, así que decidimos llamarlo a cada rato para ver si estaba bien, y de pasada para que no se duerma ya que podría quedar inconciente.

Ahora que estoy en mi casa, he tratado de llamarle, pero no contesta. A la tercera ya tenía apagado su celular, seguro cansado que lo llamemos. Solo me queda esperar que se mejore, que no esté resentido (lo dudo). Por mi parte siento que no debí dar aquel pase, pero las cosas ya están hechas.

Suerte compañero, que te mejores, y lo siento (aunque ya se lo dije).

No hay comentarios: