12 jul 2009

Escribir... escribir... escribir...

Una amiga mía me preguntó que si ya no escribía por falta de tiempo o porque no quería o porque ya no tenía qué escribir. Pensé en este blog y la verdad es que ya no escribía otra entrada luego de casi un mes. Lo curioso es que esta amiga sabe que escribo, pero estoy casi seguro que desconoce de este sitio en la web, o al menos eso quiero creer (las razones las reservo). Nunca le he mencionado de este espacio, al menos que alguien más...

La respuesta que le di fue simplemente que no tenía tiempo. Ni siquiera lo pensé. Ella luego de varios minutos (como suele pasar en nuestras conversaciones a solas) me dijo que entendía pero no entendía. Luego de otros minutos, dijo que entendía. ¿Tenía que decir algo? Como siempre, no dije más de lo necesario, como una estrategia para no recibir los comentarios filosos de mi amiga ante cualquier comentario que no le parece.

Ahora que estoy pensando en esto, me doy cuenta que la respuesta que di fue la correcta, pero no por el poco tiempo de ocio que ahora dispongo, sino por aquellas horas precisas cuando mi mente se llena de ideas y mis dedos deciden escribir en el teclado. Aunque siempre tengo ideas en la cabeza, no son necesariamente para escribir. En fin, ahora solo escribo no porque tengo mucho tiempo de ocio (al contrario, mañana entro a mis finales de la universidad), sino porque tengo ideas en la cabeza que ameritan ser escritas, y he encontrado este preciso momento para escribir y reflexionar sobre aquella pregunta que me hizo mi amiga.

Ahora, preocupado por las pocas horas que me quedan por estudiar, dejo de escribir. Hasta otra oportunidad, ya volveré a escribir.

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